jueves, enero 19, 2017

Hablando de vacíos y de agujeros negros en el pecho...

Hay vacíos que llenas, llenas y llenas, con todo lo malo y también todo lo bueno, pero por más que los llenas, llenas y llenas, no hay nada tan grande y tan bello que pueda llenar ese vacío.

Hay otros vacíos que comienzan, diminutos, pequeñitos como un hoyito de alfiler, sin embargo se van alimentando de todo lo negativo y se van agrandando hasta consumirte y convertirse en un agujero negro que te succiona.

Hay agujeros negros que nacen en el pecho, nacen por los desamores, los mal sabores , las decepciones, las desilusiones, y que poco a poco van perforando la piel, los pulmones, los huesos, hasta acabar con el pecho.

Hay agujeros negros que los dejan aquellos que se van, sin ningún motivo o con causa aparente, sin embargo ese agujero nada ni nadie lo podrá llenar.

Hay agujero negros como los míos que aparecen en días cálidos o fríos, da igual, pero cuando se instalan son una mezcla de todo lo antes descrito.



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