“Anónimo, tenía tantas cosas que decirte que me olvidé de firmar en la carta, aun así mi letra me delata, mi voz, mi sintaxis, mi ortografía, todo está barnizado de algo que aunque sea minino es particularmente mío, y eso me hace me hace perder la posibilidad de ser anónimo, ¿Qué te diría con otra con cara o con otra voz?, el anónimo no conoce el miedo ni el pudor, es invencible aunque pueda carecer de confianza. A veces he pensado en mostrarme anónimo ante ti para poder tratarte sin todos esos juicios que arrastras con todo lo que esté firmado con mi nombre, como empezar desde cero, desconocerme para que realmente me conozcas después, y eso creo, que muchas personas nunca me podrán llegar a conocer si no me desconocen primero.”




-Carlos Sadness-