Nunca me sentí más vacía que el día que leí tu carta, mi mundo de fantasía se venia abajo. No podía creer en lo que aquellas letras expresaban, leí una y otras vez tratando de comprender porque lo hacías o si lo que ahí describías era producto de mi mente enferma. Pero lo único que hacía era negarme a creer la veracidad de sus palabras, la dureza con la que describías los hechos, la seguridad con la que tomabas tu decisión. Y así fue, así es,tu y yo ya no somos más que dos extraños. Desde que te conocí tuve la incertidumbre del daño que me podrías llegar a causar, vacilé por un momento y me deje llevar por lo bien que se sentían las cosas a tu lado. Más nunca me imaginé que un día ibas a tomar el camino de los demás y sin más pensarlo te alejaste, te fuiste y me olvidaste. Debo decir que he pensado en usted, más de lo común, más de lo posible y me da pena admitir que así es. Debes marcharte ya, dejar de resonar en mi...
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