No es un viernes como aquél día que te recibí, -de nuevo- Tampoco un sábado cómo aquél en el que me dijiste: Te extrañe,¿porqué tardaste tanto? No es un Domingo, Cómo aquél día en que lloré al despedirte, Ni un lunes de esos en los que sabemos que amar es lo mejor que se puede/debe hacer
Sé que soy la peor mujer que pudiste encontrar, Tengo unas alas medio rotas, un corazón mutilado, las palabra fracturadas
pero agradezco tanto lo que pasó aquél día: Pusiste tus heridas, sobre las mías, y esperaste pacientemente a que se amaran.
-y de ahora en adelante, todos los días son: EL DÍA MENOS ESPERADO-
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