domingo, abril 21, 2013

Uno mismo

Uno se debate siempre entre las cosas simples. Uno se cuestiona todo el tiempo la estructura de sus días  Uno se satura de rutinas inesperadas y voraces. Uno se enferma de cansancios grises. Uno quiere gritar desesperadamente: Basta! Uno acaba ahogándose en sus propios condicionamientos. Uno sobrevive a sus propias ambigüedades. Uno se asimila. Uno sufre la falta de los otros. Uno necesita volver a empezar continuamente  Uno vuelve a caer y amenaza con abandonarlo todo. Uno se trepa a si mismo escalando las rocas de la cumbre. Uno mide las posibilidades de triunfo y de fracaso. Uno sonríe con esa sonrisa que -le dicen- es fresca. Uno quisiera llorar un dia entero. Uno descubre a sus lagrimales secos. Uno busca debajo de las piedras. Uno salta al vacío algunas veces. Uno se eleva y cierra los ojos. Uno se duerme al frotar sus piernas sobre el otro. Uno disca un número en el teléfono. Uno ama a las calles empedradas. Uno se deprime en los domingos por la tarde. Uno sabe a café por las mañanas. Uno se mira al espejo y no se afeita. Uno se plantea dudas de existencia. Uno quiere irse, irse, irse... Uno se queda. Uno escapa en barcos tensando velas de nosés. Uno se cierra. Uno descubre al otro con caricias. Uno se brinda. Uno prefiere las penumbras. Uno no fuma. Uno no grita, no, nunca grita. Uno incorpora el café con papas fritas. Uno se asfixia. Uno se ve distinto en una foto. Uno se olvida. Uno trabaja por las noches. Uno cuenta los días  Uno corre, corre, corre tanto con las manos extendidas. Uno activa siempre a sus despertadores. Uno se retrasa. Uno pide disculpas. Uno se aferra a sí mismo. Uno descubre de golpe sus errores. Uno se torna epifánico. Uno espera otras respuestas, uno desiste, uno se cierra...


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