viernes, enero 06, 2017

Tienes esa manía tan extraña de tender tu vida hacia el vacío, te encanta andar alarmando a medio mundo, no te da miedo la muerte, a cada rato andas avisando tu caída, ese desprecio sin remedio, esa enfermedad incurable en ti misma, esa que eres tú y no te aceptas nunca. Disparando balas en tu boca que rebotan contra ti, eres la propia imagen de la ruina, no te amas, no te soportas, quieres desaparecer de este mundo. Y después te das media vuelta para recuperar un poco de ti, para reconocer que estás perdida, que quieres que alguien sostenga tu mano, que escuche lo que hablas a solas, que te refugie en sus brazos. Porque en el fondo más que morir quieres sentirte viva. ¡Maldita sea! ¡Jodidamente viva! porque en este mundo de simulacros, de amores pasajeros, de farsas y crueles castigos. ¿Qué no darías por algo verdadero? pero la multitud actúa demasiado bien su amor fingido que tu corazón prefiere estar contigo y no salir corriendo por alguien que ha de aplastarte. Espero, realmente espero, que tengas el valor para retar a la vida y no a la muerte. Porque la muerte, hermosa, siempre sale ganando.

— De la dama que retaba a la muerte, Joseph Kapone


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